Conducción con lluvia

Conducción con lluvia

Conducción con lluvia

Con la lluvia nos enfrentamos a una reducción considerable de nuestra visibilidad, que nos obliga a aumentar nuestra atención en la conducción y por tanto a aumentar la fatiga al volante.

Lo más habitual es que se reduzca el campo de visión y la distancia de nuestro "horizonte", así que tenemos que adaptar a ello desde el primer momento. También reduce nuestra visibilidad del agua extra que nos proyectan otros coches, pero sobre todo vehículos pesados como autobuses o camiones, a su paso.

En condiciones de lluvia tanto el parabrisas como las escobillas deben estar en perfecto estado de limpieza y de mantenimiento.

Las luces deben estar en perfecto estado de funcionamiento. En condiciones de lluvia, aunque sea ligera, es recomendable (y obligatorio en algunos casos) encender el alumbrado pertinente. Hay que tener especial cuidado en procurar ser vistos, pero también a no deslumbrar a los demás. Es decir, utilizar el alumbrado correcto, y repasar cuando se utilizan las luces antiniebla en caso de lluvia.

La lluvia reduce la adherencia efectivo de los neumáticos y puede llegar a comprometer la estabilidad del conjunto del coche si no circulamos con precaución. Aunque tengamos los neumáticos en perfecto estado, hay que saber que estos tienen una determinada capacidad de evacuación de agua a través del dibujo, y cuando sobrepasamos esa capacidad, perderemos el 100% del control del coche, produciendo el temible efecto de aquaplaning . Si esto nos pasas es muy importante mantener la calma y no hacer movimientos bruscos levantando suavemente el pie del acelerador.

Recuerda unos pequeños consejos a tener en cuenta cuando conduzcas bajo la lluvia:

  • Reduce la velocidad
  • Conduce con suavidad
  • Revisa el estado de las escobillas
  • Evita los charcos
  • Aumenta la distancia de seguridad
  • Hazte ver
  • No pises la pintura blanca